En una nueva muestra de locura hippie y demostrando de nuevo que la bici es para gente subversiva, General Motors anuncia que instalará un sistema de bicis compartidas en el centro técnico Warren, unas instalaciones de investigación de Detroit. Según la nota de prensa, las bicis servirán para que sus 19.000 empleados puedan moverse entre los 61 edificios y las 133 hectáreas que ocupa el inmenso centro (enlace a Google Maps).
No me gusta copiar notas de prensa, pero esta tiene trozos muy jugosos. Según el ingeniero John Waechter, las bicis compartidas «son una idea fantástica»:
«Tengo muchas ganas de llegar rápido a las reuniones sin tener que caminar hasta el coche y encontrar aparcamiento. Esto es bueno para hacer ejercicio, bueno para la movilidad en nuestro centro de trabajo y una buena forma de investigar de verdad el transporte sin coches».
Estamos hablando de General Motors. Se dedican a construir y vender coches. Quizás les suene alguna de sus marcas, como Opel, Chevrolet o la difunta Hummer. Si esta gente tiene interés en averiguar cómo funciona esto de las bicis, es que creen que algo está cambiando.
El programa de bicis lo va a administrar Zagster. Desde el punto de vista del uso, puede ser una pega que exijan casco a los usuarios. Seguramente sea para evitarse complicaciones legales en caso de accidente.
GM no es novata en la investigación de medios de transporte «alternativos». En 1996 lanzaron como prueba de mercado uno de los primeros coches eléctricos con vocación masiva, el EV1, del que se cedieron en leasing más de 1.000 unidades.
En 1990, el gobierno de Califonia, a través de la California Air Resources Board (CARB), promulgó el mandato LEV/ZEV: se imponía a los fabricantes de vehículos la reducción progresiva de emisiones de CO2 en futuros vehículos y se otorgaban ventajas fiscales a quienes comprasen vehículos de menores emisiones.
La intención de GM con el EV1 era investigar la viabilidad de un vehículo eléctrico y cumplir con el mandato LEV/ZEV de California. En 2003, por razones que no se conocen a fondo -y se barajan muchas- cancelaron definitivamente el programa y reclamaron todos los vehículos a los arrendatarios. Se dice que el desarrollo de las baterías no iba tan rápido como se esperaba, que los EV1 eran demasiado costosos de producir y de mantener para GM dado el poco volumen de venta alcanzado, que GM no quería canibalizar la venta de otros vehículos que le dejaban más margen, que a GM le interesaba mantener beneficios por la venta de repuestos -mucho más necesaria en vehículos de combustión interna por su mayor complejidad-, que hubo presiones por parte de la industria del petróleo… La cosa fue muy polémica y se grabó hasta un documental, «Who killed the electric car?», en que los usuarios más entusiastas contaban su versión.
Perdonen la digresión.
De cualquier forma, resulta muy significativo que dentro de GM entiendan que el coche y la bici pueden ser complementarios y no enemigos. Quizá de meros fabricantes de coches pasen a proveedores de transporte o movilidad, cambio que también se están planteando otros: Ford, sin salir de Michigan, ya vende bicis eléctricas con su marca, aunque las fabrique Pedego.
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