Otros medios: ¡Sácame de aquí! por David Estal

Publicada originalmente en El Diario y redactada por David Estal, de Estal Klouman Arquitectos y colaborador en el estudio L’Ambaixada, en esta pieza -escrita pensando en la ciudad de Valencia- nos hablan de la necesidad de buenos aparcamientos para motivar a usar la bici.

¡Sácame de aquí!

David Estal

¡Sácame de aquí! Fuente de la imagen.
¡Sácame de aquí! Fuente de la imagen.

Los arquitectos tenemos la extraña costumbre de mirar hacia arriba cuando caminamos por la ciudad. Este gesto, en apariencia despistado, nos protege de los excrementos de las palomas a la vez que nos permite observar ciertos detalles. Es en una de esas miradas atentas cuando encuentro algo inquietante… ¡una bici en un balcón! La pobrecita está encajada de tal manera que una rueda que le sobresale por la barandilla parece suplicarme desesperadamente: “sácame de aquí”.

Para mi decepción, el misterioso caso de la bici desprotegida (que no abandonada), no es un hecho excepcional. Día tras día, calle tras calle, podemos encontrar ejemplos de bicis ‘aparcadas’ en los balcones compartiendo espacio con tendederos, aires acondicionados, macetas (en el mejor de los casos) y bombonas de butano tostándose al sol. No importa el barrio, ni el piso, ni menos aún, el tipo de bici. Es algo bastante habitual en el paisaje de nuestra ciudad y seguro que os habréis dado cuenta. Pero, ¿debemos ser indiferentes a ello?

Como mínimo hay dos causas para explicar este contagioso fenómeno. La primera es que una bici depositada en un balcón es una consecuencia evidente de la falta de espacio adecuado en el interior de la casa o en el edificio, condenando ese lugar llamado balcón que fue concebido como un sitio donde estar, y no tanto como un trastero o un aparcamiento. Entre la suciedad que coge la bici, más la dificultad añadida de subirla en ascensor (si lo hay) y el tener que atravesar la casa dejando rastro, me hace pensar que la elección (bastante incómoda) de dejarla en el balcón es porque además se usa de vez en cuando, tal vez algunos fines de semana para pasear por el jardín del Turia, un espacio cada vez más ‘exitoso’ invadido por el running y el cycling.

El segundo argumento, algo más apropiado para este artículo, denota la no existencia de una política urbana que responda la necesidad creciente de aparcamientos para bicicletas más allá del incierto estacionamiento en la calle (en aceras, lamentablemente). Ocupando arbitrariamente el espacio público del viandante encontramos las bicis encadenadas a unos escasos y no señalizados elementos llamados ‘U’ invertidas (árboles, señales o farolas en su ausencia), para lo cual se deben tomar múltiples precauciones mediante medidas antirrobo. Entiendo que es un estacionamiento de corta duración que no resuelve el aparcamiento en el origen del desplazamiento, tan solo un destino eventual.

Entonces, ¿existe alguna otra práctica? Recientemente, Fernando Mafé, miembro de la perseverante Valencia en Bici me mandó una noticia en la que se anunciaba el primer bicipark de Barcelona. El lugar que lo hace posible: un solar. O sea, un espacio sin uso, cedido por el Ayuntamiento dentro del Pla Buits a la fundación Formació i Treball, con capacidad para 700 bicicletas. Desde el 22 de abril, este espacio libre se ha convertido en un aparcamiento vigilado las 24 horas con diferentes tarifas y servicios para las bicicletas que además, da trabajo a cinco personas con riesgo de exclusión social.

Se trata pues de un loable experimento que sin duda, puede contextualizarse en nuestra ciudad salpicada de espacios infrautilizados con capacidad de ser dotados de contenido, al menos transitoriamente. No obstante, de momento se sigue apostando por otro tipo de gestión. Por ejemplo, el tremendo solar del Teatro Princesa se convirtió rápidamente en un aparcamiento alquilado para camionetas del Mercado; lo cual evidencia otro problema, la falta de estrategia frente a la logística comercial en el centro histórico.

Del mismo modo que ocurre con los automóviles, la oferta de aparcamiento genera demanda en el uso, mediante un ‘efecto llamada’. Por contra, el temor a no encontrar un aparcamiento que reúna las condiciones de seguridad, comodidad y proximidad, junto a la ordenanza actual, restrictiva en el uso de cualquier mobiliario urbano como aparcamiento, produce una disminución en el uso de la bicicleta particular.

En su día tuve la ocasión de participar con la Universidad Politécnica en la redacción del documento previo del Plan de Movilidad Urbana Sostenible en el capítulo dedicado a la bicicleta. En él recomendábamos la creación de una red de ciclo-aparcamientos de identidad reconocible y adecuada a cada barrio según su necesidad y personalidad que resolviera los trayectos frecuentes, de puerta a puerta. La idea era (es) situarlos en paradas de transporte público, calles comerciales (con patrocinio de ámbito local), colegios, ambulatorios, espacios deportivos, polígonos, gasolineras (iconos urbanos estratégicamente colocadas), etc. Y, especialmente, me atrae la idea de aparcamientos mixtos, integrando la bici (y otros usos complementarios) como una oferta más en la existente red de aparcamientos subterráneos, públicos, privados, e incluso en los edificios de vivienda. Aquí, de nuevo cunde el ejemplo barcelonés, que muestra las facilidades de su red B:SM mediante abonos para bicicletas y descuentos para bici jove.

En definitiva, una Valencia a ritmo de la bici no se consigue solo con más carriles y un servicio municipal de alquiler. Hay otros retos por resolver, uno de ellos que facilitaría e incrementaría su uso diario como medio de transporte, es posibilitar ciclo-aparcamientos abundantemente en origen y destino. Hemos visto como algunos espacios infrautilizados de la ciudad construida pueden ser fácil, rápida y económicamente, parte de la solución. Tal vez en el futuro,[1] si lo hay, las bicis estén aparcadas en las calles con toda tranquilidad, mientras los coches se asomen por los balcones reclamándonos “sáquennos de aquí”. Aunque esto creo que ya ocurre para los que no pueden vivir sin él…



[1] «Cada vez que veo a un adulto sobre una bicicleta no pierdo la esperanza para el futuro de la humanidad.» H.G. Wells.

Noticias: el Supremo tumba la ordenanza de Zaragoza, que permitía circular por las aceras

Lo hemos leído en el Heraldo y en el Periódico de Aragón, y de momento el Ayuntamiento (del PSOE) no ha respondido. Tiene su sentido: veremos por qué.

La noticia, en el Heraldo de Aragón.
La noticia, en el Heraldo de Aragón.

El Ayuntamiento de Zaragoza incluyó en su ordenanza ciclista la posibilidad de que las bicicletas pudieran circular por las aceras «de forma excepcional», una medida que se ha mostrado polémica en cuanto tiene la oposición de parte de la sociedad aragonesa (en particular, de la asociación Acera Peatonal, surgida a cuenta de este asunto). La asociación de ciclistas Pedalea, por su parte, tampoco parecía estar entusiasmada por esta posibilidad, y se ha mostrado en contra en algunas ocasiones. Ya saben que en este blog nos parece que la bici está mejor en la calzada, por muchos factores.

De cualquier modo, la sentencia se fundamenta en que la ley de tráfico aún vigente especifica que la bici es un vehículo y por tanto su sitio está en la calzada. La normativa de un Ayuntamiento, sea cual sea, no puede contradecir a otra ley o normativa de rango superior, y por tanto se declaran nulos ciertos puntos de la ordenanza zaragozana.

Esto tiene varias implicaciones: en primer lugar, dictada esta sentencia por el Supremo, podría extrapolarse a las normativas y ordenanzas de otros ayuntamientos que también incluyen esta posibilidad, y por tanto invalidarlas.

Ahora bien, el 9 de mayo de 2014 entra en vigor la nueva Ley de Tráfico y Seguridad Vial, publicada en el BOE del 8 de abril.  Esta nueva Ley no especifica nada sobre las bicis en las aceras, pero tendrá que tener un desarrollo reglamentario, que aún no conocemos… Aunque Conbici ha tenido acceso a un borrador del nuevo Reglamento, redactado en 2013, en el que se especifica lo siguiente:

6. En el ámbito urbano, se podrá permitir que las bicicletas transiten por las aceras y demás zonas peatonales, en los términos que se establezcan mediante ordenanza municipal. En ningún caso podrá permitirse el tránsito de bicicletas por las aceras y demás zonas peatonales en los siguientes supuestos:

a) En las aceras que dispongan de una anchura inferior a 3 metros.

b) Cuando la densidad de peatones lo impida por causar riesgo o entorpecimiento indebido.

c) A una distancia inferior a 1 metro de la fachada de los edificios.

Los menores de 14 años podrán circular en bicicleta por las aceras y demás zonas peatonales, siempre que la densidad de peatones lo permita. Un adulto podrá acompañar a uno o varios menores circulando por la acera, en las mismas condiciones.

En la circulación del ciclista por la acera y por las demás zonas peatonales, el peatón tendrá siempre la prioridad sobre el ciclista y éste deberá adaptar la velocidad de su marcha para no poner en riesgo el tránsito normal de éstos.

Así pues, por una parte el Supremo impedirá circular por las aceras, de acuerdo con la ley vigente hasta el 9 de mayo, pero por la otra, si se aprueba el nuevo Reglamento con una redacción similar a esta, se podría volver a permitir cuando entre en vigor. En algún momento se ha dicho que esto ocurrirá antes del verano de 2014.

¿Qué pasará finalmente? Pues vaya usted a saber. Esto es como un culebrón: la divertida incertidumbre de si se puede o no circular por la acera, y cómo.

Actualización (28 de abril): el Ayuntamiento afirma que acatará la sentencia, pero que la ordenanza tal como está será válida a partir de la aprobación del nuevo Reglamento General de la Circulación, que esperan antes de septiembre. Así pues, entre abril y septiembre se acatará esta sentencia, y luego no porque ya no hará falta. O algo así. No estoy seguro de haberlo entendido. ¿Y ustedes?

Actualización (24 de septiembre): ahora resulta que, como la DGT no termina de lanzar el Reglamento, ese que era de aprobación «inmediata», el Ayuntamiento ha optado por acatar la sentencia borrando el carril bici del Pº Independencia y dando 15 días de gracia «informativa» a los ciclistas, a quienes ya no permite circular por las aceras desde el 23 de septiembre. El Reglamento no está y no se sabe cuándo llegará ni qué dirá a este respecto.

Colaboración: manifiesto en defensa del coche

Estrenamos sección de colaboraciones con un texto de Màrius Navazo, de GEA21, originalmente publicado en catalán en el número 59 de la revista Mobilitat Sostenible de la asociación catalana PTP (Promociò del Transport Públic) y luego ampliado y traducido al castellano en la revista La Ciudad Viva. 

No se asusten por el título, no nos hemos vuelto locos…


Manifiesto en defensa del coche

Màrius Navazo

1. Un vehículo urbano muy lento

El coche en ciudad es un vehículo muy lento. Sólo hay que seguir anualmente los resultados de las carreras urbanas del transporte que organiza la Asociación para la Promoción del Transporte Público de Barcelona, dónde se observa que el coche en muchos casos es más lento que la mayoría del resto de modos [1. Carrera de movilidad sostenible, PTP].  De hecho, en algunos trayectos se clasifica en última posición, lo que quiere decir que llega ¡¡¡por detrás del peatón!!! Y esto no sólo sucede en Barcelona ciudad (2.000.000 habitantes), sino que se agudiza en ciudades de menor tamaño como Hospitalet de Llobregat (400.000 habitantes) o Sabadell (200.000 habitantes). Por lo tanto, es urgente la implantación de soluciones para que este invento emblemático del siglo XX se vuelva competitivo en nuestra realidad urbana contemporánea.

Si la vía se colapsa, el coche se vuelve lento.
Si la vía se colapsa, el coche se vuelve lento. Imagen de Barcelona (fuente).

Desde la perspectiva del usuario, a menudo la competitividad del coche se mide según su fiabilidad y el ahorro de tiempo respecto de los otros modos de transporte. Ciertamente, el coche contiene el potencial de ofrecer ambos aspectos, pero siempre y cuando en aquel momento haya un número reducido de coches en circulación. Si no es así, la competitividad del coche se desvanece completamente. Y esto es precisamente lo que sucede cotidianamente en los momentos en que la sociedad más necesita moverse (horas punta), restando garantizada la competitividad del coche sólo durante las horas valle. Por lo tanto, la aportación beneficiosa del coche a los individuos y a la sociedad es limitada porque su uso masivo lo vuelve lento e impredecible precisamente en los momentos de máxima necesidad social de desplazamientos, agravando con la congestión viaria determinados problemas colectivos de salud pública y ambiental. El reto, entonces, es conseguir que el coche sea competitivo también en hora punta, y tanto desde una perspectiva individual como colectiva, garantizando que sus aspectos positivos afloren, a la vez que se minimice la aparición de efectos negativos. Y para ello, es necesario asegurar que el uso del coche no sobrepase aquel umbral de uso masivo a partir del cual sus aspectos positivos se desvanecen y se manifiestan con fuerza los aspectos negativos.

2. Devolver la fiabilidad al coche

La receta tradicional para mejorar la movilidad en coche ha sido -y en muchos aspectos sigue tristemente siendo- aumentar la capacidad y gratuidad de la red: más vías, mayor prioridad en las intersecciones, más aparcamiento y menos peajes. Pero décadas de inversiones en este sentido no han conseguido mejorar la competitividad del coche. Así pues, la solución no puede centrarse en ofrecer más capacidad y gratuidad, sino más fiabilidad. Aquello que verdaderamente puede devolver la competitividad al coche es que sus usuarios conozcan con fiabilidad cuánto tiempo tienen que destinar a un trayecto y la hora a la que llegarán a destino, sin estar sujetos a la impredecibilidad hoy asociada a la red viaria. Y la fiabilidad sólo puede conseguirse reduciendo la congestión viaria y garantizando el aparcamiento. Continuar leyendo «Colaboración: manifiesto en defensa del coche»

El día de la bicicleta: en memoria del primer «viaje»

Hoy 19 de abril es es el día mundial de la bicicleta, una celebración poco oficial que tiene un origen peculiar. Tiene que ver con la química, en concreto con el descubrimiento de los efectos de la dietilamida del ácido lisérgico, LSD. Sí, sí.

El día de la bicicleta, en un cartón para empapar LSD. Imagen de Wikipedia.
La bicicleta, en un cartón para empapar LSD. Imagen de YttriumOx en Wikipedia.

La relación con la bicicleta es totalmente casual: fue montando en bici un 19 de abril cuando el descubridor del LSD corroboró sus potentes efectos. Una historia curiosa. Continuar leyendo «El día de la bicicleta: en memoria del primer «viaje»»

Las bicis pueden crear al menos 76.600 trabajos y salvar 10.000 vidas cada año en Europa

¡El supertitular! Y lo mejor de todo es que la fuente es la oficina regional europea de la Organización Mundial de la Salud, mediante nota de prensa (PDF).

Bicis, empleo y vida.
Bicis, empleo y vida.

En una nueva prueba de que la bici urbana es subversiva, hippie y de izquierda radical, la OMS ha presentado hoy un informe titulado «Unlocking new opportunities: Jobs in green and healthy transport» (PDF), en que analizan la situación del transporte en Europa y proponen soluciones a algún problemilla que sufrimos.

Según la OMS, en promedio cada europeo pierde 9 meses de vida por la exposición a partículas del diésel (sin contar el resto de polución). Cada año, 120.000 personas mueren antes de tiempo a causa de accidentes de tráfico, y los costes de estos -incluyendo bajas y tratamientos médicos- pueden representar hasta el 3% del PIB. Y estos son solo los costes directos derivados de problemas del transporte.

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La portada del informe.

Entre los inconvenientes indirectos, 70 millones de europeos están expuestos a niveles de ruido excesivos. La OMS afirma que el transporte es en parte responsable de la falta de ejercicio físico, que mata a 1 millón de europeos cada año.

El paso del transporte privado a motor al transporte activo (léase, el uso de piernas, de serie en casi todos los humanos) vendría a paliar estos graves problemas, según la OMS. Pero además, esta transformación crearía puestos de trabajo, cosa que tampoco nos vendría mal.

Lo que la OMS no dice es cuántos puestos se perderán con la caída de las ventas de coches y motos. El gobierno de España, discretamente, tiene buen cuidado de contentar a los fabricantes de coches para evitar perder empleos en este momento económico tan delicado, y no duda en otorgar subvenciones directas e indirectas (como los planes PIVE, PIMA o AIRE) para ayudarles a pasar el trance. Continuar leyendo «Las bicis pueden crear al menos 76.600 trabajos y salvar 10.000 vidas cada año en Europa»