Las novedades más interesantes incluyen criterios de anchura mínima, radio de giro, avisos a peatones cuando hay carriles bidireccionales, fin de la obligación de uso del carril bici y la intención declarada de no construir nuevas vías ciclistas en acera, aunque no de forma categórica.
Dos noticias breves, que últimamente tenemos mucho lío. Va de jornadas técnicas para organismos municipales esta primavera.
La Diputación Foral de Guipúzcoa convoca el 26 de febrero de 2016 unas jornadas de experiencias municipales a favor de la bicicleta, centradas principalmente en esta provincia vasca. Se celebrarán en el Palacio de la Diputación Foral en San Sebastián, y para inscribirse hay que escribirles un mail antes del 19 de febrero. En ellas se presentará una guía municipal de la bicicleta desarrollada por la Diputación con la colaboración de Gea21. No sabemos si admiten asistentes de otras provincias, pero todo es cuestión de preguntar.
Por otra parte, la Red de Ciudades por la Bicicleta convoca sus jornadas técnicas 2016, a celebrarse en Madrid el 10 de marzo de 2016. La jornada se centra en el encaje de la bicicleta en los Planes de Movilidad Urbana que muchos municipios están desarrollando. Este es el programa:
9:30 – 9:45 – Presentación de la Jornada por parte de la Directora General de Políticas Locales de la FEMP – Eli Fernández
9:45-10:15 – Qué es un Plan de Movilidad Urbana – Silvia Casorran (AMB)
10:15 – 11:00 – Cómo fomentar el uso de la bicicleta desde el Plan de Movilidad Urbana – Representante de Movilidad del Ayuntamiento de Barcelona.
11:00 – 11:30 – Debate entre los participantes
12:00 – 12:45 – Cómo tratar la circulación de bicicletas en las Ordenanzas municipales – Esther Anaya (experta, Imperial College Londres)
12:45 – 13:15 – Debate entre los participantes
13:15 – 13: 30 – Clausura de la Jornada por parte del Presidente de la RCxB, Antoni Poveda
Una abrumadora mayoría de usuarios se muestra a favor de usar la bici como herramienta para reducir la contaminación en nuestras ciudades: un 87% lo declara. Un 84% dice que moverse en bicicleta es saludable. Pero al mismo tiempo, un 72% indica que ir en bici es peligroso, y un 68% indica que la bicicleta «entorpece» el tráfico.
De forma general, la bici gusta y apetece, pero cuando se acude a medidas que suponen cambios en la vida diaria (menos coche, menos aparcamientos, etc.) ya no hay tanta voluntad. ¿Cómo y cuándo se deben lanzar propuestas transformadoras?
Los ciclistas no respetan a los peatones, los automovilistas no respetan a las bicis
Un 40% señala que los usuarios de bici no respetan al peatón, tanto más cuanto mayor la edad de los encuestados; un 54,7% dice lo mismo de los usuarios de coche con respecto a los ciclistas. En concreto, el 26% señala que las bicis van por la acera y un 39,5% de los usuarios de bici dice que los coches no respetan las distancias de seguridad.
La bicicleta necesita respaldo de las autoridades
El 91,7% indica que las administraciones públicas deberían apoyar mucho o bastante el uso de bicicleta. Un 88% indica que las empresas deberían colaborar también, y un 89% está a favor de promocionar su uso en las escuelas. Continuar leyendo «Barómetro de la bicicleta: queremos más bicis (II)»
Mientras esperamos a que se hagan disponibles las presentaciones de las ponencias, podéis consultar en Twitter en la etiqueta #redBici lo que fuimos contando algunos de los asistentes.
En la eterna discusión sobre si hacer carriles bici o node la que empezamos a hablar en agosto, muchos usuarios avanzados esgrimen como argumento que «no los necesitan». Se desprecia la percepción del riesgo de quien considera necesario un carril bici y se exige que la gente aprenda a usar la calzada, como tuvieron que hacer ellos.
Los usuarios potenciales
Potenciar el ciclismo urbano pasa necesariamente por incorporar a colectivos no usuarios al mismo. La estadística indica que entre los ciclistas urbanos hay muchos hombres, de entre 30 y 40 años, con estudios universitarios. Pero hay menos mujeres, niños y mayores en bici por la ciudad. Si aparentemente las condiciones son buenas en calzada, el riesgo es bajo y la gente tiene la voluntad, ¿por qué no aumenta el número de ciclistas en el reparto modal?
Es conveniente pensar en la gente que no usa la bici en ciudad. ¿Por qué no lo hace? ¿Es siempre por distancia? ¿O hay otros motivos que le están impidiendo dar el paso? Es una pregunta que se ha realizado en muchos estudios.
El riesgo real y el riesgo percibido
Parte de la respuesta está en la diferencia entre el riesgo real y el riesgo percibido. Empezaremos con definiciones:
Riesgo real es la valoración mediante instrumentos estadísticos del daño potencial de una actividad y la probabilidad de sufrirlo. Es un dato objetivo.
Riesgo percibido es la valoración que hace el individuo de una actividad. Puede estar basada en multitud de parámetros, “como el grado de voluntariedad en la exposición, el potencial catastrófico, el conocimiento o la controlabilidad”[1]. Es un dato subjetivo.
Esta manera de clasificar los riesgos es puramente formal, ya que la supuesta objetividad también depende de juicios de valor realizados por un experto[2] y por tanto tiene parte de subjetividad. En cualquier caso, el riesgo percibido es en el que nos basamos todos a la hora de tomar decisiones, ya sea de movilidad, de salud o de economía.
El riesgo percibido no está siempre por encima del riesgo real, ni mucho menos. Tampoco, tal y como tomamos decisiones, conocer el riesgo real ajusta de manera automática el percibido.
Uno de los ejemplos más claros es el del miedo al avión. Estadísticamente, está claro que el avión comercial es el medio de transporte más seguro, mientras que en coche privado la probabilidad de sufrir un accidente es varios órdenes de magnitud mayor. En Estados Unidos, por ejemplo, es 75 veces más probable morir en accidente de coche que en accidente de avión,según el National Security Council. Pero montar en coche es un acto casi diario y subir a un avión es una experiencia relativamente rara, así que en general subestimamos el riesgo de ir en coche y exageramos el del avión.
Constantemente tomamos decisiones basándonos en parámetros subjetivos, también cuando optamos por ir a trabajar en coche, en metro o en bici. Evaluamos comodidad, rapidez, economía y, claro, también el riesgo, pero el percibido. Ni siquiera el tiempo de viaje, que parece un parámetro perfectamente medible, es un dato que evaluemos correctamente; muchos estudios han demostrado que estimamos a la baja el tiempo de aparcamiento, por ejemplo.
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