Seguro que ya lo has visto. Un par de muchachas suecas ha diseñado un casco para bici «invisible», llamado Hövding, un artefacto hinchable que se coloca como una bufanda. Lo he visto llamar «airbag para ciclistas». Como tiene una serie de sensores de movimiento, cuando detecta que el ciclista se cae, se dispara y forma una capucha instantánea que protege la cabeza y -parece- el cuello del accidentado. Ya está a la venta por unos 300 euros.
Al parecer, los fabricantes aún no cuentan con la certificación europea EN 1078, que sería de aplicación a este tipo de aparatos. Ya hemos hablado aquí de que la certificación de cascos de bici europea no es ninguna maravilla en cuanto a seguridad, pero si quieren vender el Hövding como casco homologado van a necesitar que haya algún cambio normativo. Como es hinchable, no cumple los requisitos pensados para un casco convencional, que exigen que cubra cierta parte de la cabeza, para luego zumbarle una serie de tortazos al casco y medir en qué cantidad las frena (por decirlo muy resumidamente). Las mediciones no se pueden hacer igual en el Hövding, lo que no quiere decir que no sea seguro: solo que por el momento no se puede homologar. Y eso significa que te podrían multar si lo llevas en vez de un casco convencional allá donde usar casco sea obligatorio, al menos de momento.
Para dar a conocer las diferencias que presenta con los cascos tradicionales, la gente de Hövding ha lanzado este vídeo (en inglés) en el que, de paso, ponen verde al resto de fabricantes. «Lo que no quieren que sepas», lo titulan.
¿Y qué podemos decir de todo esto?
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