La bici es cosa de rojos, de ecoguays (como dicen los de Ecomovilidad), de perroflautas. Seguramente sea cierto.
El transporte tiene un impacto destacado en la salud, y el desarrollo de un sistema de transporte puede mejorar la salud o, al contrario, incrementar los riesgos sanitarios. Los riesgos sanitarios más conocidos incluyen exposición a contaminación del aire, emisión de ruidos de vehículos a motor, y los riesgos de lesiones por accidente de tráfico. Menos conocidos, pero igualmente importantes, son los beneficios sanitarios que se pueden alcanzar si los traslados incluyen cierta cantidad de actividad física, como ir en bicicleta al trabajo o caminar a buen paso (p. ej. 15.20 minutos diarios) hasta la parada del transporte público.
La Organización Mundial de la Salud debe de ser un nido de criptomarxistas. Muuuy malignos e interesados en la revolución, la acracia y todo esto, porque han publicado mucho al respecto. Deben perseguir el caos mundial, sin duda.
Car-Free Development, o desarrollo sin coches. Seguro que está plagado de falacias y mentiras, como eso del cambio climático que no se lo cree nadie.
Que no, que por la acera no vamos bien en bici. No se circula con comodidad.
Y no me refiero a esos molestos peatones que insisten en caminar por ahí como si fuera su sitio legítimo.* Es una cuestión mucho más sencilla, de velocidades y trazados.
Verán, una bicicleta, salvo que lleve ruedines,** requiere una velocidad mínima para mantenerse en equilibrio, algo superior a la de un peatón a buena marcha. A ojo, un peatón que camine rápido circula a unos 6 Km/h y una bici requiere 8 Km/h de mínima. Es una cuestión de física un tanto complicada de explicar, pero patente en el uso: en bici siempre iremos más rápido que los peatones. Si circulamos «a paso de persona», como proponía el antiguo código de la circulación, tendremos que hacer equilibrios con el manillar para no caernos.
Y eso hablando de mínimos: en ciudad, un recorrido en bicicleta se hace a aproximadamente 15 Km/h de media, contando paradas, con puntas de 30 o incluso 40 Km/h si pilla una buena racha. Son cifras medidas en Copenhague, pero no difieren mucho en el resto del mundo. Recordemos que el 56% de los ciclistas de allá declaran elegir la bici por velocidad, 37% por comodidad y 29% por ahorro, no por ecología ni otras cuestiones etéreas.
Así que cuando se proyecta una vía de este tipo, entre las cosas a tener en cuenta es que se pueda circular a velocidades útiles y cómodas.
Los (buenos) manuales técnicos de ayuda a los planificadores urbanos lo saben y recomiendan velocidades objetivo para el diseño: por ejemplo, el manual de Cataluña recomienda mínimos de 30 Km/h en pistas de uso exclusivo de bicicletas. Y a su vez, esta velocidad objetivo del diseño requiere unos radios de giro mínimos para las curvas.
Una curva muy pronunciada (de poco radio) ha de tomarse a poca velocidad; una más «abierta» (de mayor radio) podrá hacerse más rápido. Si tomamos una curva muy pronunciada a alta velocidad, nos saldremos de la vía. Tienen una explicación más detallada en Cifras y Teclas (donde además les hablan de la clotoide, una curva de radio variable que se usa mucho en carreteras). Los técnicos de movilidad que hacen las cosas bien*** saben esto y planifican los trazados de las vías en consecuencia. Al menos, en las calzadas y carreteras es así: todas las curvas muy pronunciadas tienen indicadores de velocidad máxima, y las autovías y autopistas tienen requisitos muy estrictos respecto al radio mínimo de sus curvas.
Es que no nos da tiempo a leer todo lo que tenemos pendiente. En Andalucía, la Junta del Partido Socialista ha aprobado el Plan Andaluz de la Bicicleta (PAB), que compromete inversiones de unos 421 millones de euros a 7 años.
La ordenanza propone muchas cosas bastante interesantes, como la restricción de circulación en bici por las aceras, el permiso para circular por ciertas vías de tranvía, la posibilidad de ir a contramano en algunas calles o la generalización de las líneas de detención adelantada en los semáforos. Si es posible, detallaremos esta información en otra entrada. Pero lo que ha hecho mucho ruido es la prohibición «blanda», y la llamo blanda porque de momento se va a informar y no a sancionar. La cosa ha creado tanto ruido que el propio Alcalde de Vitoria ha remitido carta abierta a los bicicleteros para explicar sus motivos.
No tenemos mucho tiempo libre estos días entre cerrar cuestiones laborales y preparar nuestros hígados para las múltiples cenas de Navidad, así que optamos por dejar deberes para nuestros lectores.
Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar la experiencia de navegación y ofrecer contenidos de interés. Si sigues navegando, nos das tu consentimiento. De acuerdoAviso legal
Política de datos personales
Privacy Overview
This website uses cookies to improve your experience while you navigate through the website. Out of these, the cookies that are categorized as necessary are stored on your browser as they are essential for the working of basic functionalities of the website. We also use third-party cookies that help us analyze and understand how you use this website. These cookies will be stored in your browser only with your consent. You also have the option to opt-out of these cookies. But opting out of some of these cookies may affect your browsing experience.
Necessary cookies are absolutely essential for the website to function properly. This category only includes cookies that ensures basic functionalities and security features of the website. These cookies do not store any personal information.
Any cookies that may not be particularly necessary for the website to function and is used specifically to collect user personal data via analytics, ads, other embedded contents are termed as non-necessary cookies. It is mandatory to procure user consent prior to running these cookies on your website.