¿Ya han llegado los Reyes a vuestra ciudad? ¿Han traído muchas bicicletas? Esperamos que sí. Pero como este año las bicicletas infantiles vienen con casco, hay indicios de que podrían ser cada vez menos.
En 2013, dos economistas de las universidades de NY-Albany y Emory, Pinka Chatterji y Sara Markowitz, estudiaron los efectos de la legislación de casco obligatorio infantil en EE.UU. Como allá la política es complicada, hay ciudades, condados o estados que obligan a usar casco y hay otros que no lo hacen, lo que permite comparar la influencia de la ley en poblaciones semejantes. Chatterji y Markowitz emplearon la base de datos estadounidense NEISS para evaluar en qué medida las leyes de casco obligatorio reducían las lesiones craneales de niños en bicicleta, que es el efecto deseado de una legislación así; y dieron algún paso más.
En opinión de Chatterji y Markowitz,
[…] las leyes del casco se asocian con reducciones en las heridas en la cabeza derivadas de la bicicleta en niños. Sin embargo, estas leyes también se asocian con reducciones en heridas en sitios distintos de la cabeza producidas con bicicletas, y con el incremento de las heridas en la cabeza producidas por otros deportes con ruedas. Por tanto, la reducción observada en las heridas en la cabeza causadas por bicicletas pueden deberse a reducciones en el uso de bicicleta inducidas por las leyes.
Chatterji & Markowitz, Effects of Bicycle Helmet Laws on Children’s Injuries, 2013; Health Economics Jan 2015.
Por un lado, las leyes de casco reducen las heridas en la cabeza causadas por bicicletas, como era de esperar (-13%, indican). Pero también reducen las heridas por bicis en el resto del cuerpo (-9%): esto puede significar que lo que logran es reducir el uso de bicicleta, o que promueven un uso más prudente de la bicicleta. Con estos datos, no se puede saber más.
Las investigadoras compararon también las heridas en la cabeza producidas por bicicleta con las producidas por «otros deportes con ruedas» (other wheeled sports, con patines, patinetes, skateboards y artefactos similares) y por «deportes de invierno» (patinaje sobre hielo, hockey, esquí y snowboard). Aunque es recomendable, normalmente el casco para este tipo de deportes no es obligatorio.
Y hallan una posible relación: allá donde hay leyes de casco obligatorio para bicis, se incrementan las heridas en la cabeza producidas por patines y patinetes, pero no por los deportes de invierno.
Por tanto, podría producirse un efecto de sustitución por el que la ley de casco obligatorio arrastra a los niños hacia otros artefactos con ruedas (patines, patinetes). Estiman que crece un 11% el total de heridas producidas por estos deportes. En opinión de las investigadoras, el efecto neto final de las leyes de casco obligatorio, considerando el resto de deportes y no solo las bicicletas, es de descenso no significativo del total de heridas en la cabeza (-6%) y del total de heridas (-2%). La conclusión de Chatterji y Markowitz:
Los hallazgos de este artículo indican que aunque las leyes de casco obligatorio son habituales y se piensa que son efectivas, el efecto neto de estas leyes en la salud no es inmediato. Está claro que hay comportamientos de compensación y consecuencias inesperadas de estas leyes, que han de ser considerados por los policymakers.
Vista la situación, nos parece un análisis replicable en España: en las navidades de 2013 el casco no era obligatorio para niños. ¿Cuántos patinetes y patines se vendieron en las navidades de 2013? ¿Y en las de 2014? ¿Y bicicletas infantiles?
¿Se producirá algún cambio en los accidentes producidos con patinetes y patines en los próximos años? ¿Alguien lo va a verificar?