Volvemos a hablar de Francia. El programa de pagos por ir al trabajo en bici,indemnité kilométrique vélo (IKV), lanzado en pruebas en 2014, ha recibido evaluación de la ADEME francesa, agencia de energía y medio ambiente, que ha publicado recientemente las conclusiones.
El programa IKV ha logrado incrementar significativamente el uso de bici y la actividad física de los empleados, pero tiene algunas peculiaridades. No ha funcionado tan bien allá donde el transporte público es bueno, y no ha logrado bajar a muchos usuarios del coche: la mayor parte de sus beneficiarios (54%) usaban antes el transporte público y solo el 5% iban en coche.
Vamos a los detalles, que es donde está el diablo.
¿Ya han llegado los Reyes a vuestra ciudad? ¿Han traído muchas bicicletas? Esperamos que sí. Pero como este año las bicicletas infantiles vienen con casco, hay indicios de que podrían ser cada vez menos.
En 2013, dos economistas de las universidades de NY-Albany y Emory, Pinka Chatterji y Sara Markowitz, estudiaron los efectos de la legislación de casco obligatorio infantil en EE.UU. Como allá la política es complicada, hay ciudades, condados o estados que obligan a usar casco y hay otros que no lo hacen, lo que permite comparar la influencia de la ley en poblaciones semejantes. Chatterji y Markowitz emplearon la base de datos estadounidense NEISS para evaluar en qué medida las leyes de casco obligatorio reducían las lesiones craneales de niños en bicicleta, que es el efecto deseado de una legislación así; y dieron algún paso más.
En opinión de Chatterji y Markowitz,
[…] las leyes del casco se asocian con reducciones en las heridas en la cabeza derivadas de la bicicleta en niños. Sin embargo, estas leyes también se asocian con reducciones en heridas en sitios distintos de la cabeza producidas con bicicletas, y con el incremento de las heridas en la cabeza producidas por otros deportes con ruedas. Por tanto, la reducción observada en las heridas en la cabeza causadas por bicicletas pueden deberse a reducciones en el uso de bicicleta inducidas por las leyes.
Por un lado, las leyes de casco reducen las heridas en la cabeza causadas por bicicletas, como era de esperar (-13%, indican). Pero también reducen las heridas por bicis en el resto del cuerpo (-9%): esto puede significar que lo que logran es reducir el uso de bicicleta, o que promueven un uso más prudente de la bicicleta. Con estos datos, no se puede saber más. Continuar leyendo «Casco obligatorio: en EE.UU., los chavales se pasan al patinete»
En noviembre de 2012 comenzó en Estrasburgo un periodo de prueba de multas a precio reducido para ciclistas, otro ejemplo de adaptación de la normativa a las particularidades de este vehículo. Lo cuentan en Rue89 Strasbourg, donde también explican si funcionan o no.(Spoiler: parece que sí funcionan, pero no son el único factor con influencia).
En lugar de los 90 € que pagan otros conductores, las multas reducidas a ciclistas tienen un coste de 45,60 € y se aplican a varias infracciones del Code de la route francés (su ley de tráfico):
Saltarse un semáforo en rojo o una señal de stop
Circular en sentido prohibido
Circular bajo los efectos del alcohol
Usar teléfono móvil
Circular en zona peatonal en horas no autorizadas
No ceder el paso a un peatón
En Estrasburgo achacan a los nuevos precios un aumento en el número de multas impuestas,una reducción en la cantidad de accidentes con ciclistas, de 108 en 2012 a solo 67 en 2013, y sobre todo una caída del 18% en la cantidad de accidentes en que los ciclistas son responsables, según citan en Libération. O al menos eso dicen la policía municipal y el Consejo Nacional francés de Seguridad Vial (CNSR), que ha recomendado extender el programa al resto del país. Faltan por valorar cuestiones jurídicas para que la medida se pueda adoptar, según Le Monde.
Y esta es la amable respuesta de la DGT, que atendió la petición.
Total, unas 70 multas anuales, una cifra realmente baja. La cifra de 2014 no incluye los meses de noviembre y diciembre.
Como bien sabrán nuestros lectores, en vías interurbanas hay que respetar una distancia de 1,5 metros al adelantar a un ciclista. Es una cuestión que provoca muchas dudas y quejas entre conductores y cuyo cumplimiento es escaso, según indican muchos ciclistas de carretera. Aprovecharemos para recordar que los coches pueden pisar la línea continua para rebasar a un ciclista siempre que no venga nadie en sentido contrario y no se cree una situación de peligro.
Parece que es el momento de hacer cumplir esta normativa. Si no, solo será un papel de nula utilidad. Pongan multas o no por ello, tengan cuidado al volante:cada ciclista es una vida.
A los ciclistas también hay que pedirles que cumplan las normas. Pero también son muchos los conductores que las incumplen; la diferencia es que los coches pueden matar y los ciclistas pueden morir. Ténganlo en cuenta.
Cambridge, en Inglaterra, es considerada una ciudad modelo en uso de bicicleta, al menos para lo que corre en el Reino Unido. Quizá ayude su pequeño tamaño, o que más o menos el 25% de la población es estudiante, o que tienen una veterana asociación en funcionamiento, o -seguramente- más factores.
Para los ayuntamientos, lo mejor de tener asociaciones solventes es que pueden aportar ideas estupendas. Y la Cambridge Cycling Campaign tuvo una que resuelve el problema de los ciclistas que circulan sin luces. Es tan fácil y barata que duele.
La policía de Cambridge preparaba cada otoño una campaña para avisar y multar a los ciclistas sin luces, pero no estaba dando los resultados deseados. Hay gente que se siente amenazada por la policía, y en general a nadie le gusta ser apercibido ni menos aún recibir una multa, aunque se merezca y sea por desconocimiento. Y una campaña de concienciación pública cuesta un buen dinero.
Para evitar que se percibiera como una campaña coercitiva, en 2011 se recurrió a la alternativa de regalar juegos de luces, algo más barato que una campaña en medios, pero eso significaba premiar con luces a los ciclistas que no cumplían las normas, además de suponer un coste para el Ayuntamiento. Y las luces se agotaban enseguida, con lo que el alcance era escaso.
En 2012 se les ocurrió una idea excelente: la «multa retornable», o como lo llaman en inglés, «the lights instead of tickets initiative». Es sencillísimo: si vas sin luces, la policía te pone la multa que corresponde, pero si solventas la situación en menos de un mes, te la cancelan. Es facilísimo: se va a comisaría con el recibo reciente de unas luces, se comprueba si es preciso que se han instalado, y se cancela la multa. Hay más información en inglés en la web de la Cambridge Cycling Campaign.
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